Tengo una espina clavada. Me lastima causándome daño. Lágrimas salen de mi rostro, aunque ya no esté clavada, aunque no me hiera, el hecho de que haya estado en mí me hace llorar.
Las lágrimas corren por mi rostro, lo lavan y purifican, para luego quedar en el mismo estado que antes.
El vacío crece, la expectativa aumenta, la súplica se repite: "por favor no, no te vayas". El silencio reina.
Y tengo un espacio dentro de mi corazón que me consume, me come. Me hace llorar cuando nadie me ve, aunque a los ojos del mundo esté bien, mi corazón te sigue gritando y llamando, secretamente, en silencio. Y no me sostengo, sigo en pie abrazando nada, esperando nada, simplemente llorando por lo que no existe.
Lo peor es que tampoco veo como regresar, no ha vuelta atrás. Dejé todo listo para no volver a verte ni buscarte, cerrando toda puerta y posibilidad, al final de cuentas ¿eso era lo que querías no? Y yo sigo llorando, esperando lo que no vendrá, soñando una posiblidad imposible y tratando de tapar el sol con un dedo.
¿Puedo despertar? Quiero que todo sea como antes, quiero saber qué hice mal, quiero el momento decisivo, cambiar la historia, quiero pedir perdón...quiero tu abrazo.
Y sigo llorando, porque nada volverá a ser igual, porque el pasado no regresa y el futuro es incierto. Porque me muero de ganas de hablarte y no lo volveré a hacer...porque para ti no significo nada, porque da igual todo lo que escribo, al final de cuentas es vano, incoloro, invisible para tí.