Tengo mis fotos debajo de la cama. Están allí guardadas empolvándose, esperando ser rescatadas. Las saqué hace un mes y no he tenido el valor de ponerlas donde se debe. Son mis recuerdos, y aún así los más importantes no están en imagen, sino en sentimiento, en olores y sensaciones. Son momentos, personas, lágrimas, besos y lugares que no pueden describir lo que alguna vez pasó. Todos ellos se conjuntan y se pierden en el tiempo volviéndose un mito que habita en mí. Cuando muera estos mitos desaparecerán y estas historias que son fascinantes llegarán a su fin; no hay palabras suficientas para ellas.
Es una especie de secreto, que no sé si pueda llegar a confiar.
Es una especie de secreto, que no sé si pueda llegar a confiar.
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