La princesa de los cabellos dorados terminó la pelea. Su reino está a salvo. Terminó la guerra. Ahora se encuentra en el balcón del castillo viendo al horizonte, como aquella vez en el pasto cuando salió del palacio del príncipe encantado. No llora, no le quedan lágrimas para hacerlo, pero siente paz. También siente nostalgia, por todas las caídas, por las personas que conoció en su viaje, las luchas interminables, la presencia del ermitaño y la aparición del gitano.
La princesa recuerda todo en su cabeza. Fue como un sueño que ahora lo ve como lejano aunque terminó ayer. Mira el camino que va hacia su castillo, está vacío. ¿Cuánto tiempo estará así? El aire frío toca su cara y le recuerda que está viva.
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