Me corté con una rosa y la herida no ha dejado de sangrar.
La vendé, la cuidé y sigue abierta.
Dice el encanto que la caricia de una mano ajena la sanará.
Quizás una canción.
Quizás el perdón o el tiempo.
En tanto mi piel está roja, mis ojos azules y mi cara blanca.
Mi boca abierta, al igual que mis ojos.
Mi interior vacío: mi riqueza está guardada en lo más profundo de mí. Quizás salga cuando sane la herida. Quizás sane cuando suelte la rosa.
La vendé, la cuidé y sigue abierta.
Dice el encanto que la caricia de una mano ajena la sanará.
Quizás una canción.
Quizás el perdón o el tiempo.
En tanto mi piel está roja, mis ojos azules y mi cara blanca.
Mi boca abierta, al igual que mis ojos.
Mi interior vacío: mi riqueza está guardada en lo más profundo de mí. Quizás salga cuando sane la herida. Quizás sane cuando suelte la rosa.