Estamos frente al abismo.
No sé que venga en un futuro.
Pero tomar tu mano me basta para saber que podemos saltar y entonces volaremos.
Tu sonrisa me es suficiente para lanzarme contigo.
No me importa si caigo al vacío o alcanzo las estrellas, no me importa arriesgar.
Tus besos de dan la confianza para entender que todo saldrá bien, porque estamos juntos en esto.
Sonrío. El abismo es hermoso y es mío. Mi alma la comparte contigo. Los dos queremos saltar porque entendemos que el salto es lo de menos, el hecho es hacerlo y vivir, como si no hubiera tiempo, como si fuéramos eternos, como si solo nos alimentáramos con besos.
Sonríes, sonrío. Decido ser feliz contigo.

Llueve, mucho. Está tronando el cielo como si se fuera a caer.
Quiero salir y mojarme, empaparme a tal grado que no haya un punto que el agua no haya tocado.
Siento que si me mojo, podré cambiar las cosas, se limpiará todo lo que tengo dentro.
Quiero salir y mojarme, para evitar pensar en el miedo que me rodea, en la inseguridad de perder algo que nunca tuve.
Siento que si me mojo, estaré más segura de mi misma y evitaré los miedos al engaño y a la mentira.
Siento que al mojarme se irán las cicatrices que tengo en el corazón y lo dejarán limpio, como era antes de amar.
Siento que es un bautizo para olvidar el pasado y volver a creer.
Siento que con el agua no necesito pruebas para entregarme.
Siento que si me mojo lo suficiente, todo volverá a ser como antes, cuando no me importaba y me dejaba amar.
Busco también al trueno. Tiento al peligro, para comprobar que estoy viva, aunque después llore.
El agua me puede abrazar y llenar el vacío.

La lluvia limpia mis ojos, puedo ver sin neblina, la misma que se apoderó de ellos hace días.