Le fateuille

Un poco de mí, para tí.

Nombre: Ana
Ubicación: Mexico

Me gusta el blog, puedo escribir todo lo que hay dentro de mí, sin pensar en nada más.

domingo, enero 22, 2012

Vanidades de la vida, la vida en vanidades. Esta frase de Sor Juana Inés de la Cruz no deja de rondar en mi cabeza. Porque la vida es breve, corta para no disfrutarla en plenitud. Estamos rodeados de amor y no lo vemos, son más importantes nuestros deseos y exigencias que dejamos pasar de largo los pequeños momentos que nos enriquecen y son los importantes para el corazón. Eso es lo que sucede, no escuchamos a nuestro corazón para vivir.

Nos perdemos en planes, sentimientos, absurdos que llegan y se van junto con la vida que nos queda. El aliento que sobra es para tratar de respirar. Luego, cuando necesitamos fuerzas estamos demasiado agotados por aquello que no podemos recordar y sabemos que no volverá.

Vivir se dice fácil. No lo es tanto cuando se trata de ser coherente con el propio corazón, sobretodo porque es muy seguido cuando nos da pena o miedo escucharlo y compartirlo con otros. El amor no puede estar equivocado, lo que vivo es lo que necesito, no importa si es una experiencia difícil o dolorosa; hay suficiente belleza y amor rodeándome que el verdadero reto es aprender a vivir y disfrutarla no importa lo que pase en el momento. La manifestación de Dios en el universo no puede estar equivocada.

Lo que pido que me regalen es comprensión y paciencia. Mi alma a menudo es muy acelerada e impetuosa para comprender las lecciones que allá arriba nos designaron. Me desgasto tratando de descifrar la lección cuando lo que debo hacer es aprender, dejándome guiar en el conocimiento, no importa hacia donde me lleve, se trata de confiar. Entregarse de esta manera asusta, porque a medida que pasa el tiempo me vuelvo más consciente de lo que sucede y de lo duro que puede ser la vida en las lecciones que nos presenta, en uno mismo está la decisión de cómo lo va a tomar, de acuerdo a lo que dicta el propio corazón. Y he aquí que la coherencia presenta su reto: ser fiel a uno mismo, siendo uno mismo el único evaluador.