Le fateuille

Un poco de mí, para tí.

Nombre: Ana
Ubicación: Mexico

Me gusta el blog, puedo escribir todo lo que hay dentro de mí, sin pensar en nada más.

lunes, julio 15, 2013

Cuando no tienes otro camino, lo único que queda es ir hacia delante.

Cuando no tienes otro camino, lo único que queda es ir hacia delante.

Puedes estar triste, llorar y lamentarte por lo perdido, pero todo esto no impide que sigas caminando y avanzando. Los  momentos pueden ser duros, puedes querer detener el tiempo, observar el paisaje y esperar a que esa persona te alcance en el sendero. Debes seguir caminando. Si te aseguras de caminar con el paso correcto, hablar con quienes te encuentras, ver hacia atrás las veces que sean necesarias y esperar, puedes tener la tranquilidad de que avanzas al ritmo. Pero si en el camino no sucede nada, debes continuar, aunque sientas que pronto llegará algo al camino, debes seguir adelante, solo tú lo puedes recorrer.

Si te atrasaste y estas consciente, corre. Corre, corre hasta que encuentres a esa persona, corre hasta que llegues al punto que buscas y recuperes el tiempo. Porque el tiempo es lo único que no vuelve y el camino no se acorta. Corre para encontrarte con la meta, para llegar a tu destino. Corre. Si a esa persona la dejaste atrás, ruega porque esa persona corra. Si le importas, correrá lo suficiente para llegar hasta ti.

Como andar el camino es decisión de cada uno.  Aunque sea el mismo que recorremos todos, cada quien lo hace de manera diferente. A veces coincides con algunos transeúntes; otras, te los vuelves a encontrar; algunas veces, no los vuelves a ver y, en ocasiones te acompañan toda la vida. Cuando entendí esto, me detuve en el camino y corrí hacia atrás buscándote, porque me di cuenta que eres quien quiero que me acompañe. No me importa lo que pierda o el retroceso. No te encontré, corrí hacia atrás bastante tiempo, me detuve y te esperé, sin éxito. No quiero avanzar hasta encontrarte, pero lo hago, porque mi corazón me dice que es momento. Al menos lo intenté, eso me da la tranquilidad de seguir, con la esperanza de volverte a encontrar en el camino.