Demasiado cansada como para pensar en algo.

Con demasiado sueño para darme cuenta de que sola complico cosas que son muy simples.

Demasiado simple para decir "sí, me alboroto mucho".

Demasiado emocionada como para ver las cosas de una forma objetiva y clara, porque al final del día, lo que nos queda es una emoción latente, no tanto el resultado, sino cómo lo vivimos. Prefiero vivir pensando que es el último día a dejar ir una oportunidad que no sé cuándo vuelva a suceder.

Prefiero materializar mis sueños mientras puedo a dejar pasar el tiempo y esperar a que se cristalizen. Porque al final del día yo soy mis sueños, mis planes, mis emociones, mis vivencias y mis disgustos. Si yo puedo dormir tranquila con eso, ¿por qué tú no?