Le fateuille

Un poco de mí, para tí.

Nombre: Ana
Ubicación: Mexico

Me gusta el blog, puedo escribir todo lo que hay dentro de mí, sin pensar en nada más.

jueves, mayo 20, 2010

La violencia en la íntimidad es la que más hiere en el corazón de una mujer. Es el momento cuando más volubles somos y estamos en contacto directo con el corazón. Utilizar violencia, ya sea psicológica o física, es lo más bajo que la otra persona puede usar en nuestra contra. Es un tema delicado, ya que vienen intercalados sentimientos, opiniones, usos y costumbres que no nos permiten pensar sino reaccionar en el momento; y qué decir del miedo, todas aquellas sensaciones que se producen cuando vivimos una experiencia así.

Esta violencia no es propia de ningún país o cultura, está presente en una cantidad de parejas mayor a las que imaginamos. Son causas de rupturas, de bajas autoestimas, de denigración y de manipulación de otros. Es aquella grieta en una relación de pareja que da pie a que la estructura se quiebre a largo plazo.

La liberación sexual es otro elemento que influye. A mayor liberación, mayor es la propensión a sufrir de este tipo de violencia en la mujer, ya que la "libertad" con la que gozamos implica callar la boca ya que se considera erróneamente que parte de la libertad es aguantarnos y recibir humillaciones verbales/psicológicas de la persona con quien se decide estar; olvidando que este tipo de actos implican acciones mutuas y bienestar del otro, no solamente del propio. El vejador haciendo uso de un "no hay un compromiso" siente mayor comodidad para incurrir en una bajeza y aprovecharse de la otra persona.

Este es un tema viejo que apenas se está comentando. En el libro "los hombres que no amaban a las mujeres" de Stieg Larrson, habla de este tema y nos muestra que en ese país, gran parte de las mujeres que tienen 18 años han recibido violencia sexual física y psicológica por parte de sus parejas. Me pregunto cómo será la realidad en nuestra cultura latina, donde el machismo del hombre es preponderante en cómo llevar una relación.

El primer paso para superar el daño que este tipo de violencia implica, es aceptarlo. Hacer realidad el temor que nos invade y nos hace pensar que "me sentí muy incómoda", "quizás tiene razón y soy muy mala", "debería conocerme", "no tengo la experiencia que él requiere", "soy muy conservadora". El siguiente paso es cambiar nuestro pensamiento y decir: "también debe complacerme a mí", "no haré algo que no me gusta", "no haré algo que no quiera", "mi forma de amar es adecuada", "si me amas, aprendamos juntos y ten paciencia". En mi opinión, sería empezar a ver el amor como un asunto de dos personas y no únicamente para brindar placer al otro.