Pretendes mi pureza.
Pretendes perderte en mis sábanas blancas.
Pretendes que te espere mientras visitas lechos marchitos.
Pretendes amarme. No es cierto.
Pretendes esperarme. No es cierto.
Pretendes encontrar el amor en el sexo roído, en el que encuentras en atinados desatinos.
Pretendes que mi amor se mantenga intacto mientras mi cuerpo está vivo.
Buscas en mi una estatua, una virgen, quien se lamenta por no estar contigo.
Vienes a mi y pretendes que te ame, ¿cómo te atreves a pedirlo después de dar tu cuerpo en ahogados gritos?
Palabras, momentos y besos vacíos no se dan conmigo.
Pretendes que te regale el amor divino, la extensión de mi alma, mi cuerpo infinito. No es cierto. 
Buscas una victoria, un momento, alguien que llene tu vacío, que cargue tu alma y la deposite en un nido. Que te consuele en las noches como si fueras un niño, que te diga que te ama, que se quede contigo, que siga tus pasos, bese tus labios y se lance al vacío.
Pretendes que te espere, mientras te encuentras a tí mismo. Mientras tanto. mi cuerpo se consume sin tu abrigo. 
Pretendo recibirte, cuando regreses limpio.