El deseo es demasiado fuerte. Llena y brota a borbotones, cual líquido cálido que embriaga mi alma.
Mi lengua te llama, murmura tu nombre mientras me quedo dormida.
Mis dedos te buscan en mi piel, no te encuentran. Quisiera que tus huellas no se hubieran borrado.
Mi suspiro es la oración inacabada, sin principio ni fin, es la continuación de la última palabra que cruzamos. Es larga, para que te alcance; es profunda, para encontrarte.
Solo queda el silencio. Hermoso para embriagarnos con el, suficiente para quedar satisfechos mientras nos miramos. Mis dedos te siguen buscando, no se cansan de tí.
No hay que decir nada. Dejemos que nuestros corazones hablen; tienen tanto que decir, sus latidos son estruendos en la calma. Que ellos tomen la decisión, que ellos se cansen y se llenen mutuamente en una pausa.
Mi lengua te llama, murmura tu nombre mientras me quedo dormida.
Mis dedos te buscan en mi piel, no te encuentran. Quisiera que tus huellas no se hubieran borrado.
Mi suspiro es la oración inacabada, sin principio ni fin, es la continuación de la última palabra que cruzamos. Es larga, para que te alcance; es profunda, para encontrarte.
Solo queda el silencio. Hermoso para embriagarnos con el, suficiente para quedar satisfechos mientras nos miramos. Mis dedos te siguen buscando, no se cansan de tí.
No hay que decir nada. Dejemos que nuestros corazones hablen; tienen tanto que decir, sus latidos son estruendos en la calma. Que ellos tomen la decisión, que ellos se cansen y se llenen mutuamente en una pausa.