Tu llegada fue de improviso, es la mejor sorpresa que pude esperar. Naces del amor que dos personas se tienen y que es una constante en la vida. Aunque eres inesperado, tu existencia es la que tu papá y yo siempre hemos anhelado. Constántemente hablábamos de ti antes de saber que venías; nos intriga saber cómo serás, cómo te llamarás, dónde te educaremos.
Ahora no sé qué pensar. Mi alegría es tan grande que me hace llorar y me da miedo, porque de repente todo lo que habíamos planeado es tan vago ahora que tú estás. Quiero amarte de la mejor forma y hacerte feliz. Es un temor grande, porque quiero lo mejor para tí y me da miedo no conseguirlo. Me da miedo quedarme corta ante tí.
Tu papá y yo haremos lo imposible por proveerte lo mejor. Muero de ganas de tenerte entre mis brazos, de ver cómo eres y a quién te pareces. Seguramente tendrás la estatura de tu papá y no la mía. Hay tantas cosas que haremos que no puedo esperar a que llegues.
Ahora la principal decisión es definir tu nombre. Tenemos opiniones diferentes y muchas propuestas. Es raro, todavía no llegas y siento que ya te conozco, que estuvimos juntos en otro tiemo y ahora es sólo un rencuentro. Bienvenido seas, te recibiremos y esperamos con amor.