Le fateuille

Un poco de mí, para tí.

Nombre: Ana
Ubicación: Mexico

Me gusta el blog, puedo escribir todo lo que hay dentro de mí, sin pensar en nada más.

lunes, abril 29, 2013

Querido Dios:

Tengo tantas cosas en mi cabeza que quiero preguntarte, tantas, que sólo atino a decir: "¿Qué quieres de mí?" ¿Qué más necesitas que demuestre? ¿A dónde más quieres que vaya? ¿Necesitas ver el punto en el que me quiebre?

Francamente Dios, ya no sé para donde hacerme, qué estoy pagando o que estoy aprendiendo, pero ya no puedo. Dame un descanso, la oportunidad de reponerme, un abrazo sincero, una palabra de aliento, algo que haga todo esto diferente. Lo que lo hace más pesado, señor, es la soledad; ese sentimiento de aislamiento y el que se manifieste hace que la cuesta sea más pesada. En los momentos difíciles, estoy sola, en los alegres, sola, en todo el día tengo que superar las cosas sola. Siento que esto suena queja, y es que lo es señor, me es difícil salir adelante cuando volteo y no tengo a nadie a quién preguntar si voy bien o mal, o alguien que solamente me diga que puedo, o alguien que solamente esté, que se quede y no se vaya.

Dios, si buscas el punto en que me quiebre, estás muy cerca de obtenerlo, si no es que ya lo hice. Sigo adelante porque tengo la absoluta certeza de que todo lo que sucede es por alguna razón buena, que no la comprenda o que no vea el impacto es otro asunto. Pero Dios, en lo que termina, ¿no quieres venir a abrazarme? Un momento, solo un momento en lo que termino de llorar y sacar todo. Dime que todo va a estar bien, que las cosas se van a arreglar, que podré con esto, que alguien me va a querer, que me imagino cosas, que mi físico no importa, que podré cumplir mis sueños, que está bien que siga a mi corazón y no a mi cabeza, que puedo hacerlo, dímelo, porque ya no puedo escucharme.

Querido Dios, me rindo, me levanto, me vuelvo a caer y sigo. Pero ahorita me rindo.