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¿Cuál es tu objetivo? ¿Que te olvide? ¿Que te borre de mis pensamientos? ¿Que pretenda que nunca exististe?

Me matas con tu silencio. Me maltratas con tu indiferencia. Tal pareciera que te esfuerzas en que me decida a no volverte a hablar. ¿Es eso lo que quieres? Porque lo lograste. De manera magistral.

Me negué, me resistí, me caí y solo caigo en cuenta en la manera en cómo me lastimas. Soy como un pez fuera del agua, a quien observas luchar, eres un testigo que ve como se retuerce cuando muere lentamente, sin entender en qué momento lo sacaron de su ambiente.

Le doy vueltas al asunto. No hay nada qué resolver, no hay cómo volver a atrás, porque el daño está hecho. ¿Cómo ignoro que me lastimes? ¿Cómo le haces para dormir tranquilo?

Me apena profundamente todo esto. Porque a pesar de todo me niego a perderte. ¿Cómo le explico al corazón que debe querer a quien lo lastima, a quien lo ignora? No puedo. Soy la única que lo cuida, no puedo permitir que alguien le haga algo, ni siquiera tú, ni siquiera nadie.

Por eso lloro, porque sé que ya no hay vuelta atrás. Entro en duelo por algo que nunca existió, porque nunca estuviste aquí. Fue una ilusión, un breve momento, una muerte anunciada, conocida por todos y dictada por una servidora, para descubir al momento de morir que quería estar viva.

Me gustaría entender el por qué de todo esto. La razón que te orilló a actuar así. Al menos una disculpa, algo. Los pedazos que tengo rotos no fueron solos, ayudaste bastante a hacer las piezas más pequeñas, entre los dos hicimos añicos mi corazón.